LAS 5 DIMENSIONES DEL SER
Las 5 dimensiones(5D) del ser humano se pueden distinguir, pero no se pueden desintegrar. En algunas circunstancias toman protagonismo unas sobre las otras. Es decir, a veces es predominante la dimensión física según la ocasión, y se debe trabajar más en ella, por ejemplo, en una enfermedad física o cuando estamos ejercitándonos.
Otras veces es predominante la dimensión mental, un ejemplo de esto es cuando estamos estudiando algún tema o debemos tomar una decisión importante, habrá más estrés y más demanda de esta dimensión. Incluso en ocasiones será prioridad atender o alimentar nuestra dimensión emocional, como ocurre en el caso de una ruptura amorosa o un proceso de gestión emocional. Finalmente, lo que es más importante para generar comunión entre nuestras 5 dimensiones, es crear balance constantemente sobre esos protagonismos, no dejar que sea solo una la que más tiempo, energía y cuidado demande.
dimensión espiritual
El alma se expresa claramente a través de la VOZ DE LA CONCIENCIA, aquí se nos revela la realidad actual y la verdad.
Es donde habita nuestro ser más conciente, nuestro ser interior. Es el alma y su contexto no material. El alma tiene 3 potencias fundamentales:
dimensión mental
Integrada por nuestro cerebro, sistema nervioso central y periférico, mente, pensamientos, recuerdos, huellas neurales, imaginaciones, creencias, sesgos cognitivos.
Hemos creído que la mente es la que manda, y… ¡no es así!
La mente debe servir a la conciencia (alma) a crear las ideas y los procesos para materializar o ejecutar lo que el alma necesita.
La mente alumbra el camino para que el ser se exprese en el sentir y en el hacer.
dimensión emocional
Integrada por nuestras emociones y sus frecuencias, estas gestan los sentimientos, la constancia y gestión de emociones y sentimientos, van creando los rasgos de la personalidad y el temperamento.
Todas las emociones: tristeza, enojo, alegría, miedo, sorpresa, confianza, etc. Son positivas y necesarias en nuestra vida, aunque no se sientan bien; con una buena gestión emocional se desarrolla la madurez emocional, dando paso a la creación de sentimientos benevolentes con nosotros mismos y con los demás.
dimensión fisica material
Está integrada por nuestro cuerpo, biología, células, tejidos, órganos, sistemas. Nuestro cuerpo tiene un proceso vital: Concepción, gestación, nacimiento, crecimiento, madurez, envejecimiento y muerte. Algo que no podemos evadir.
Nuestra dimensión física se expresa con: SALUD, ESTÉTICA Y MOVIMIENTO.
Cuando las dimensiones interiores (espiritual, mental y emocional) no están en equilibrio, en procesos conscientes y sanos, la dimensión física va a expresar esta realidad interior con desbalances que conocemos como enfermedad.
La dimensión física demanda mucho tiempo, cuidado y atención, llevándonos a veces a excesos obsesivos que crean caos en la mente, el corazón y el alma.
Debemos educar nuestro cuerpo, para que sea coherente con nuestro ser más profundo, escuchar nuestro cuerpo nos da información sobre lo que sucede al interior; sin embargo, un cuerpo que no esté educado (hábitos saludables) no se puede escuchar y atender porque pide conductas que no son sanas (por ejemplo: alimentos que no son sanos, o sustancias adictivas) como estrategia de obtener calma.
Por eso dicen: el cuerpo es el taller del alma. Esta dimensión tiene una extensión en la materia, pues necesita de un entorno material para su cuidado.
Esta materia es la que llamamos Hábitat, está integrado por el espacio donde se habita, casa, trabajo, gimnasio, etc. Por la materia de la cual depende para su supervivencia: alimentos, hidratación, aire, etc.
La materia para comunicarse: tecnologías, medios de comunicación.
dimensión relacional
Es una extensión de la dimensión emocional (que es interior), pero que se expresa con el entorno socio afectivo de cada ser humano.
Está integrada por estos elementos interiores de la dimensión emocional, más los vínculos funcionales o disfuncionales con las demás personas, y la comunicación de pensamientos y sentimientos con los demás; a su vez los demás, afectan desde la concepción (padre- madre) para bien o para mal, nuestro ser interior.